Hemeroteca – El asalto a la joyería Aldao

Por Félix Maocho
27/11/2011

El día 8 de Mayo de 1956 el tranquilo Madrid de la época, sufrió un sobresalto al padecer un atraco en el número 15 de la Avenida de José Antonio, una joyería en plena  Gran Vía, el centro mismo de Madrid. Un fenómeno que entonces resultaba tan inhabitual, que fue el motivo de comentario para la prensa durante muchos días.

Alrededor de las 10 de la mañana, dos atracadores llevando dos armas y lo que parecía ser una metralleta y vistiendo uniformes de militar, penetraron en la Joyería Aldao y tras amenazar a los dependientes que se encontraban dentro, procedieron con una espumadera de cocina, a vaciar un escaparate joyas, por valor de 7.831.600 pts. (de las de entonces, cuando una buena casa, valía alrededor de un millón de pesetas), más daños de 52.000 pesetas más, causados por la rotura de un cristal y deterioro en una sortija de platino y esmeraldas que fue pisada accidentalmente por uno de los atracadores, partiéndose la piedra, que perdió en el accidente quilate y medio de peso.

El atraco fue un completo desastre si bien en un momento pudieron paralizar a quienes estaba en la tienda y proceder al vaciado del escaparate, no supieron prever que hubiera más gente en la trastienda, y allí en su despacho el dueño del negocio Don Manuel Fernández-Aldao hablaba con un visitante. Al oír gritos en la tienda salió armado con una pistola con la que disparó un solo tiro hiriendo a uno de los atracadores Cesar Eugenio Cruz Zurita en un costado.

La heroína del atraco fue la hija del dueño. La Señorita Fernández-Aldao, que supo guardar la sangre fría en todo momento, alerto a su padre con un grito y fijó en su memoria todos loas detalles que pudieran ayudar a esclarecer el caso, su descripción sobre el acento sudamericano de los asaltantes, su complexión física, facciones y otross detalles, facilitaon mucho el trabajo de la policía.

También se portó con valentía l dueño Don Manuél Fernández-Aldao que no dudó en enfrentarse solo, armado con una pistola Parabelum, a los ladrones y herir a Cesar Cruz ( de nombre auténtico Alberto Orlando), en el pecho, aunque los nervios le hicieron presa a partir de ese momento no siendo capaz de volver a disparar al no acertar con el gatillo,

Esta intervención inesperada hizo huir precipitadamente a los atracadores, que abandonaron en la tienda la fingida metralleta y el revolver, aunque no sin antes vaciar el cargador de la pistola, a voleo, según la policía, aunque hubo el riesgo de alcanzar a cualquiera pues algunas balas se incrustaron en las paredes a un metro de altura. La pistola Astra pese a estar muy oxidada, era la única arma que portaban los atracadores, capaz de ser utilizada, pues el revolver, por no haber encontrado munición adecuada tenía las balas de inferior calibra rodeados de papel de barba, para que dieran el calibre adecuado, lo que difícilmente hubieran podido ser disparado.

Chevrolet de la época

Chevrolet de ña época

Con el coche robado llegaron hasta donde tenían aparcado su Chevrolet que tenían aparcado cerca de Atocha, abandonaron la ropa que les había servido de uniforme  y se volvieron a su residencia en Madrid desde donde llamaron a Maria Josefa Alemany. Para que cuidara la herida que recibió Cesar Cruz, lo que en hizo en la medida de los conocimientos que tenía como enfermera.

Visto con los ojos actuales, acostumbrado como estamos a un mundo mucho más violento, el atraco parece absolutamente chapucero. El uniforme del Ejército del Aire que portaban los atracadores, lo habían confeccionado a prisa y corriendo atracadores el día anterior al atraco, partiendo de unas compras realizados en diversos establecimientos de Madrid, en concreto compraron, guayaberas, monos azulados, gorras (supongo que de plato) y unos pantalones grisáceos y con todo ello se hicieron unos uniformes que recordaban vagamente a los del Ejército del Aire, colocando en las gorras unos emblemas del Ejecito de Aviación Chileno.

Con ese disfraz, más adecuado para una fiesta de Halloween, que para un atraco y un armamento formado por una un revolver Smith del 44 y una pistola Astra oxidada pero aun en uso y una escopeta de aire comprimida, disfrazada de ametralladora por el procedimiento de añadirla un tambor de madera.

AEAT 1400

Para complementar la faena pasaron la noche buscando un coche SEAT que arrancar con una única llave de arranque que tenían, cosa que consiguieron después de probar toda la noche coches de esa marca. La matrícula del coche la cubrieron con un cartón blanco en el que simularon una matrícula del ejercito de Tierra (ET).

Posteriormente se supo que se las había proporcionado la novia de uno de ellos, la Srta. Alemany, que a su vez se las pidió a un amigo, porque la contaron que querían vender una fábrica de textil en Argentina y sentían miedo de andar con tanto dinero como pensaban cobrar sin alguna protección.

Como observarán por lo indicado hasta ahora nos encontramos con unos pobres chorizos, embarcados en un robo que les supera por todos los costados. No obstante previo al atraco, los atracadores hicieron un viaje a Tánger, por entonces ciudad con un extraña estatuto internacional, para contactar con posibles compradores de joyas robadas y de allí volvieron a Madrid con un automóvil Chevrolet, con el que pensaban darse a la fuga.

Tamger con estatuto de ciudadd Internacional

Los atracadores, llegaron desde Argentina en barco el 24 de Enero de 1956, desembarcando en Vigo con pasaportes de nacionalidad chilena donde se indicaba que Cesar Cruz, el atracador que resultó herido en el atraco era Industrial y su acompañante Enrique Alarcón era comerciante. También se supo que en el trasbordador Algeciras se desplazaron a la ciudad internacional de Tánger acompañado por la ya entonces novia de Alarcón, Maria Josefa Alemamy donde se alojaron en un hotel de lujo de Tánger, ocupando, (según dice la prensa de la época), una habitación ambos socios y otra la señorita. Allí según parece entablaron contactos con personas que es pudieran compara las joyas que pensaban robar.

La idea inicial de los atracadores era haber dado un golpe en Barcelona pero la vista del escaparate de la Joyería Aldao les hizo cambiar de idea, según dijo Enrique Alarcón, “Esa vitrina, nos traía a mal traer”. Sin embargo ellos “a simple vista”, tasaron más las joyas pues las valoraron en 20 millones, cuando la realidad es que no valían mas de 7,5 millones.

Por otra parte su intención no era matar a nadie, por eso no fueron conveniente armados. Tampoco supieron valorar el riesgo pues simplemente por que en los periódicos no se dijo que uno de los ladrones iba herido, les hizo creer que la policía andaba desorientada, cuando desde el primer momento lo supo la policía casi con total seguridad.

Cuatro días más tarde y sin haber recibido asistencia sanitaria, fue encontrado el atracador y trasladado al hospital de la cárcel de Yeserías, lo que posiblemente le salvó la vida, pues la bala le había atravesado el cuerpo y no había recibido más que unas curas superficiales con yodo y una inyección de antibiótico suministrado por la novia de su colega.
En todo este suceso hubo una víctima colateral, la enfermera María Josefa Alemany, que era novia de uno de los ladrones Enrique Alarcón ( autentico nombre Marcelo Albino) y total ignorante de lo que tramaban los ladrones hasta el punto de enviar cartas a sus padres en Segovia en el que informaba del proyecto de casarse con su novio y trasladarse a vivir con él a Tánger, razón por la cual su padre tenía que ir al Juzgado de Segovia para proceder a legitimar el consentimiento paterno, condición en aquella época indispensable para que una hija pudiera trasladarse fuera de España.

Según parece la enfermera no supo nada de los preparativos del atraco y que solo se entero una vez realizados y la solicitaron que ayudara al herido. Ella creyó a historia que le contaron que tenían una fábrica en Argentina y están buscando un comprador en España para lo cual contaban con c el contacto de un gallego.

Al menos así lo consideró la sentencia del tribunal militar que les juzgo, (por entonces los delitos de asalto a mano armada pasaban a la jurisdicción militar). Loa autores e atraco fueron condenados a veintitrés años, cuatro meses y un día pero se consideró inocente y libre de todo cargo a la señorita Maria Josefa Alemany

Devolución de la joyas

Pocos días después fueron devueltas todas las joyas robadas al Sr. Fernández-Aldao

Noticia2

A los pocos días Aldáo celebro en el mismo escaparate de donde fueron robadas una exposición de las joyas que se llevaron los ladrones y mucho `público de Madrid paso por delante del escaparate para verlas y durante días hubo un grupo compacto de visitantes delante de los escaparates.

Epílogo

Antiguo penal del Puerto de Santa María

La mala suerte y la poca visión de estos cacos les acopañó durnte la condena. Los ladrones cumplieron la condena al penal del Puerto de Santa María, en donde estuvieron dos años y medio. Un domingo aprovechando que los reclusos, estaban reunidos para a escuchar la retransmisións de los partidos de fútbol y habia poca vigilancia, tanto del exterior, como la del interior de la carde estaba bastante relajada.

Dos reclusos, mecánicos de profesión, que estaban arreglando un Seat 600 que servía para el suministro de víveres, al terminaron su trabajo y llegaron al rastrillo interior y . les abrió el vigilante, al que golpearon con las herramientas de su trabajo, y tras arrebatarles la pistola de reglamento le encerraron en un cuarto.

Lo mismo hicieron con otros dos vigilantes, uno de los cuales guardaba la llave de una puerta que daba a una carretera lateral. Acto seguido se los dos argentinos. Subieron todos enn el cocha recién reparado y emprendieron la huída hacia la carretera general Madrid-Cádiz.

Buick de la época

Los huidos, detuvieron otro coche más potente, un «Buick», donde viajaban un militar americano de la Base de Rota, su esposa e hijastras y tras recorrer algunos kilómetros por carreteras secundarias en dirección a Sevilla, obligaron a la familia americana a bajar y los abandonaron en un descampado, prosiguiendo el viaje en otra dirección, que se perfilaba  como la frontera portuguesa de Badajoz. La Guardia Civil estaba ya alertada. El General de la Zona planeó la captura de los cuatro evadidos como si se tratara de una operación militar.

El vehículo fue tiroteado en una ocasión por las fuerzas del orden, abandonaron el coche y se internaron en una finca propiedad del marqués de Huétor de Santillán, que era nada más y nada menos que Jefe de la Casa Civil del Jefe del Estado.  Aguien los vio y dio la alerta a ola Guardia Civil, les hicieron frente con las pistolas que habían arrebatado a los funcionarios de la prisión. Al repeler la agresión, a acribillaron a balazos a los cuatro evadidos.

Félix Maocho

Vía Hemeroteca del ABC y Ceuta nostalgia – Atraco en la Joyería Aldao